EXTRAÑOS CORTOS RELATOS

El blog recopilatorio de las idas de pinza de Mortfan1

31 may 2009

Los Tres Cerditos en... Imitando a Caín

Érase una vez tres cerditos, hermanos de madre. Y hete aquí que un día, hartos de que el granjero los explotara, se reunieron y decidieron por unanimidad escaparse para ir a vivir al bosque.

Así, los tres cerditos hicieron un hatillo con sus escasas pertenencias y se dirigieron a su nuevo hogar, huyendo entre las sombras de la noche.
Tras arduas horas de camino, por fin llegaron a un claro y se sentaron a descansar.


- R, pásame la comida- dijo el hermano mayor- Hay que racionarla.
- Pero E, tengo hambre...


- Da igual R. No podemos comérnosla toda ahora o nos quedaremos sin nada- E se inclinó a su hermano menor vehemente- ¿Quieres quedarte sin comida antes de tener una casa?- le arrancó a R la mochila de las manos y empezó a revolver en ella.


- La verdad- replicó el hermano mediano- es que deberíamos construir un refugio. En este bosque hay lobos y no tendríamos que estar a cielo descubierto.


- Ya lo sé, D ¿Crees que no?- dijo E- Pero ahora hay que encargarse de la comida. Si quieres construye tú uno.


- ¿No podemos hacer una choza con paja en este mismo claro?- inquirió R- Así tardaríamos poco tiempo y podríamos dedicarnos a comer.


- ¡No seas estúpido R!- espetó E- No podemos construir una choza de paja. No resistiría ni un ataque de los lobos. Al menos tendría que ser de madera.


- ¿De madera? No, no. Tiene que ser de piedra, por lo menos- replicó D.

Los tres cerditos lo discutieron largo y tendido. Sus voces cada vez subían más de tono hasta que, enfadados unos con otros, decidieron construir cada uno su propio refugio.


Así, R construyó una choza de paja en el claro. E, una de madera en la linde, medio escondida por los árboles. Y D aprovechó una cueva natural y sólo tuvo que hacer una pared delantera para conseguir la suya de piedra, mejor acondicionada que las otras dos.
Pronto los lobos se dieron cuenta de que estos tres apetitosos bocaditos vivían en su bosque y quisieron ir a por ellos.


- Tenemos que agenciarnos de los cerditos- decía uno de ellos- Con sólo uno de esos hermanos podríamos alimentarnos largo tiempo.

- Están bien gordos- se relamió.


- Muy bien- tronó la poderosa voz del capo- Iremos a cazarlos. Donny- llamó. Un gran lobo, con aspecto sucio y ojos dementes, se acercó presto- tú te encargarás. Aún tienes que demostrarnos que vales para formar parte de la manada. Es tu oportunidad.


- Muy bien, capo- Dijo abriendo la boca en una sonrisa lobuna.


El lobo se dirigió primero a la choza de paja. R lo vio y cerró la puerta a cal y canto.


- ¿Qué es lo que quieres?


- Quiero comerte nene. Será más fácil para todos si cooperas.


- ¿Cómo voy a dejar que me comas?- inquirió escandalizado- ¡Lárgate!


- Tú me has obligado- dijo Donny mientras se tiraba contra la choza de paja, derribándola.


R echó a correr al ver el desperfecto y llamó con fuerza a la puerta de E, colándose rápidamente cuando éste abrió. El lobo, con actitud chulesca, se acercó a la casa.

- ¿Qué es lo que quieres?- preguntó E.

- Comeros nene. Será más fácil para todos si cooperáis.


- Eso no puede ser- respondió E.


- Tú me has obligado- replicó Donny, arremetiendo contra la cabaña.


- Creo que conseguirá derribarla- dijo E, preocupado- ¡Lobo, espera!- Donny, intrigado, paró y oyó murmullos tras la puerta- Tengo una proposición que nos satisfará a todos.


Donny escuchó con atención y en su rostro apareció un rictus cruel.


- ¡Abre D, abre!- gritaba E.


D se levantó sobresaltado y abrió la puerta, dejando así entrar a sus hermanos, que venían corriendo y completamente acalorados.
- ¿Qué ocurre?- preguntó preocupado.


- Nuestras casas no valen nada- dijo E- Se han derrumbado.


- Sí- replicó R- Y tenemos miedo de que los lobos nos coman.


- No os preocupéis. Podeis quedaros aquí conmigo. Ya os dije que esas chozas no durarían...


- Gracias D. Tú sí eres un hermano- dijo E, mientras lo abrazaba con fuerza- No te importa que traigamos a un amigo ¿verdad?
R apresó el otro hombro de su hermano. D pasó la vista de uno a otro y, finalmente, a la puerta. Allí se encontraba Donny el lobo.


- ¿Qué es esto?- D intentaba escapar, pero sus hermanos no soltaban presa.


- Lo siento, D- dijo E- pero eras tú o todos. Es el mal menor.


- ¿Qué dices?- el pánico teñía su voz- ¡Soltadme!

- Ven conmigo nene- dijo el lobo, arrancándolo del abrazo de sus hermanos- Recordad que esto solo no vale- les advirtió- Una vez al mes teneis que procurarnos otro animal de la granja o vendremos a por vosotros.


- Tranquilo Donny- replicó E- Un trato es un trato. Lo mantendremos.


- Más os vale.


Donny desapareció de la casa de piedra con D a cuestas.
En todo el bosque podían oírse unos gritos desesperados, suplicantes, mezclados con sollozos: "¡Hijos de puta! ¡No me hagais esto! ¡Ayudadme! ¡Hijos de putaaaaa!"




Noche cerrada. Dos cerditos, hermanos de madre, están acostados en la cama, preparándose para dormir.


- E.


- ¿Sí, R?


- ¿Crees que hemos hecho bien?


- R, la supervivencia trata de esto- se arropó bien- Echaré de menos a D, pero nos hemos librado de acabar todos en la barriga de esos lobos.


R se quedó pensativo y se arropó a su vez. Echó un breve vistazo a la tenue luz que salía de la chimenea y calentaba la estancia.


- Y esta casa es mucho más cómoda que las nuestras.


- Eso también R- contestó E, suspirando- Eso también.


- Buenas noches, E.

- Buenas noches, R.

2 comentarios:

Chusa dijo...

Real como la vida misma... llévenlo a la realidad y piensen con que cerdito se identifican.Un beso,siempre fantástica tu lectura.

Daniel HR dijo...

¡Malditos cerdos! ¡Si es que ya no te puedes fiar ni de tu propio hermano! :-)