EXTRAÑOS CORTOS RELATOS

El blog recopilatorio de las idas de pinza de Mortfan1

11 may 2009

Pecados carnales

Este es el texto que presenté en el concurso Bubok de esta quincena, con tema Lascivia. Le he hecho unos cuantos arreglos, espero que os guste.


"-No estuvo bien.

-¿Eso es lo que crees?- dijo él con su sonrisa profunda.

Lo conocí una semana atrás, en la cabaña de madera que nos acoge a mi madre y a mí en verano. Debería decir más bien, lo volví a ver, aunque no recuerdo cuándo me abrazaba y besaba de manera fraternal, siendo yo aún una niña.

Así pues, lo volví a ver por primera vez hace siete días y ocho horas. No estaba preparada para lo que apareció ante mis ojos. Yo esperaba un hombre mayor, cano, puede que calvo, gordo... estropeado por los años, en resumen. Sin embargo, me encontré con un adonis alto, de pelo aún oscuro y arábigos ojos negros y piel aceitunada, aún fuerte y joven, aún apuesto. Abrió mucho los ojos al verme y se acercó casi cohibido a darme los dos besos de rigor.

-Hola Claudia ¿Cómo estás? Es un placer volver a verte- dijo lentamente. La manera en que se recreó en la palabra placer me hizo estremecerme desde la nuca a la planta de los pies. Era sucio ¿entiendes? Yo lo sabía y aún así no pude contenerme. Sonreí y me acerqué aún más a él, abrazándolo con fuerza.

Convinimos que estaría con él esa semana, para conocernos mejor, y después volveríamos junto a mi madre, para ir los tres juntos de vacaciones.

Se despidió de mi madre con un pasional beso y, por fin, ella se fue, dejándonos a solas.

Sólo había una cama en la cabaña y él me la cedió con gusto, haciendo del sofá su refugio improvisado.

Nos comportamos con propiedad durante todo el día, aunque un fuego ardía en mi interior cada vez que lo veía moverse como un felino. Ágil y fuerte.

Ya por la noche ocurrió. Fue tan sucio. Después de todo, no vi otra solución.”

-No tienes que apresurarte- el hombre la escuchaba, ruborizado y anhelante- Puedes contarlo con pelos y señales, no tenemos prisa.

Claudia lo miró con reproche y asco. Sabía lo que el hombre quería y casi podía apostar a que una erección tenía lugar bajo la mesa. “Bien, si eso es lo que quiere...” pensó.

“Yo me acosté en la cama y él en el sofá. No podía dejar de pensar en él aunque sabía que no estaba bien. Pronto no pude soportar el ardor entre mis piernas, aumentado por la respiración entrecortada que oía al otro lado de la cabaña.

¿Se estará masturbando? Pensé. Pero ese pensamiento sólo me llevó a hacer más urgente mi necesidad. Comencé a tocarme hasta que, involuntariamente, un gemido escapó de mis labios y se quedó flotando en la oscura habitación. Me quedé paralizada durante un instante, que se hizo eterno, hasta que noté una respiración áspera en mi oído y una mano varonil en mi bajo vientre.

-¿Necesitas ayuda? Susurró en mi oído.

Comenzó a masajearme hasta que volví a gemir y entonces se metió en la cama conmigo. Prefiero no relatar lo que ocurrió entonces, pues me provoca tanto asco como anhelo y no me soporto en mi propia piel. Sólo diré que fue el mejor orgasmo de mi vida.

-No estuvo bien- dije con voz entrecortada por las lágrimas.

-¿Eso es lo que crees?- dijo él- ¿Acaso no te ha gustado?

-Sí.

-Entonces ¿cuál es el problema?

-Mi madre...- estaba desesperada- ¿Qué dirá mi madre?

-No puedes decírselo- contestó- Ella nunca lo entendería, aunque la atracción sexual no es nada malo.

-¿Y tú cómo puedes saber eso?

-¿Quién va a saberlo mejor que yo?- sonrió y me besó en la mejilla, reteniendo una lágrima- ¿O crees que te mentiría tu padre?

Entonces fue cuando pasó.”

Claudia paró su relato y bajó la vista. El hombre no podía admitirlo, pero necesitaba que le contara algo que consiguiera que la tensión que se había apoderado de su entrepierna desapareciera, o no podría salir de aquella cabaña sin violar a la supuesta asesina, aunque hasta ahora la mera idea de una violación le habría parecido un crimen ¿Cómo podía alguien tan joven ser sensual hasta el punto de hacerte olvidar tu humanidad?

-¿Qué fue lo que pasó Claudia?- preguntó tenso.

-Le atravesé el cuello con un abrecartas- contestó fríamente-¿Va a llamar a la policía?

-Claudia- respondió él, casi jadeando- Has matado a un hombre, hay que explicárselo. Si no te entregas tú será peor- el miedo a lo que le pudiera hacer ella debería llenarlo pero sólo podía sentir deseo y excitación. Estaba empezando a arrepentirse de ir a ver qué olía tan mal en casa de sus vecinos. Iba a cazar cuando lo notó y entró a ver si estaba todo bien. Había visto al hombre muerto, de varios días. Vio a la muchacha sollozante. Había interpretado mal la situación y se propuso consolarla. Se sentaron en la mesa del comedor. Entonces fue cuando ella comenzó a contarle lo que había pasado.

Claudia se echó a llorar quedamente y lo observó con pena infinita. Luego sus ojos volvieron a arder mientras parecían observar su entrepierna a través de la mesa- ¿Quiere que le ayude con eso vecino?- preguntó con voz inocente mientras se abría de piernas y dejaba sus incipientes pechos al descubierto. Se metió debajo de la mesa y comenzó a trajinar allí donde la tensión del hombre era más fuerte, hasta que éste puso los ojos en blanco y se liberó.

“Vaya con la niña” fue su último pensamiento antes de notar el cañón de su escopeta en la ingle.

-No estuvo bien- fueron sus únicas palabras cuando el comisario entró en la cabaña y la encontró semidesnuda bañada en la sangre del joven cazador.

2 comentarios:

DanielHR dijo...

¡Vaya! Pues mira tú por donde, le estoy empezando a coger cariño a esa pequeña psicópata. Enhorabuena por tu blog. Un saludo. ¡Volveré a menudo!

mortfan dijo...

Gracias Daniel. Me alegro que le cojas cariño... pero no demasiado. A ver si vas a ser tú el próximo... xDDD
Un beso