EXTRAÑOS CORTOS RELATOS

El blog recopilatorio de las idas de pinza de Mortfan1

8 abr 2009

Cita Ineludible

-A ti te estaba buscando.

-Aquí me tienes.

La joven miró a los ojos al ser del inframundo con reproche. Sus siluetas se recortaban en el lóbrego páramo, de tierra negra y cielo oscuro, nubes amenazantes y viento seco y frío. Una de las figuras era alta y majestuosa, de porte poderoso, con una negra capa que la cubría completamente, desdibujando sus formas. La otra era diminuta, no llegaba a ser la mitad de la primera. Estaba completamente desnuda, con su piel de alabastro brillando bajo una extraña luz furtiva. Su pelo azabache caía como una cascada por su espalda hasta la cintura, dándole aspecto de sirena inalcanzable.

-¿Por qué lo hiciste?- se leía el dolor y la furia en sus ojos, al igual que en el ligero mohín que hacían sus labios, temblorosos.

-La vida es un ciclo sin final. Nada termina- la voz resonaba, como si mil seres se unieran en uno, para crear un efecto extraño, discordante- Nacer y morir es un mismo camino.

-Déjate de monsergas- reprochó la pequeña figura, dando una patada con sus ínfimos pies descalzos- Puedes decir lo que quieras- la ira irradiaba de cada uno de los poros de su piel- Pero me lo has arrebatado. Exijo una explicación.

-¿Arrebatado?

-Antes él estaba vivo y ahora está muerto - su voz se ahogaba a medida que el nudo que vivía en su pecho desde aquel día fatídico subía hasta su garganta- Podía sentir amor, alegría, ira, dolor... Ahora no siente nada.

-Siente diferente- explicó la voz eterna- Morir no es el fin. Sólo el principio.

-¿Cómo puede ser cuando tú mismo te conviertes en una cáscara vacía?¿Cuando todo aliento de vida desaparece?

-No puedes entenderlo- observó a la muchacha ante sí, casi con pena- Aún no es tu momento de tránsito, así que no tiene sentido explicártelo- suspiró, lo que provocó que una brisa cálida inundara a la pequeña criatura- Está más allá de tu comprensión.

-No- cuadró los hombros- No lo está. Te odio.

-No importa- respondió la voz de ultratumba- Vendrás conmigo cuando sea menester.

-No iré- lloriqueaba como una niña pequeña- No iré porque te odio ¿Me oyes? ¡Te odio!- dio un paso atrás, afianzándose en su posición- Escaparé de ti y tu cometido estará inacabado porque tú me lo arrebataste y ahora ni siquiera quieres decirme por qué.

-No tiene sentido- repitió cansadamente- No puedes comprenderlo.

-¡Era mi padre!- las lágrimas corrían ahora libremente- Te lo llevaste y aún no era su hora. Era demasiado joven.

-Era su momento.

-¡No lo era!- cayó de rodillas hundiendo la cabeza- ¡Aún lo necesitaba! Él no estaba preparado para irse y yo no lo estaba para su partida- miró llorosa a la Muerte- Lo tienes aquí, en algún sitio de este páramo oscuro ¿Cómo puede estar bien?

-Él no está aquí- fue la corta respuesta.

-¿No?- se levantó poco a poco y se limpió las lágrimas con el antebrazo, lleno ahora de polvo- ¿Y donde está?

-Las almas no vienen aquí- señaló a su alrededor- Esto está en tu mente, es la concepción de mí que mora en tu interior- un resplandor verde bajo su capucha hizo un guiño divertido al observar su ropa- La verdad, no sabía que era tan tétrica.

-Eres la Muerte- respondió ella, desconcertada- Tú eres así. Eso dicen.

-Os enseñan a temerme porque creéis que soy el fin de la vida- repuso- Pero no es así. Sólo soy una mensajera. Cojo el paquete en vuestra dimensión y la traigo al sitio correcto. Eso es todo.

-Pero, entonces...- se detuvo, pensativa- Quiero saber ¿Dónde está?¿Está bien?

-Todas las almas vienen del mismo sitio y, al morir, vuelven a su hogar- miró curiosa la guadaña que sujetaba- ¿Por qué llevo este artilugio?

-Se supone que con él siegas las vidas de aquellos que vienes a buscar- replicó enfurruñada la muchacha- Prosigue- exigió- ¿Dónde está mi padre?

-Qué curioso- observó unos segundos más su atuendo actual. Después se volvió a la diminuta chica- Él está allí ahora. Forma parte del Uno, el Caldero Original, de donde nacen todas y cada una de las almas de vuestra dimensión, sean humanas, animales, vegetales... o de otra índole- agitó una de sus manos, produciendo un extraño sonido- Huesos... Vaya, tengo que hacer algo con esta imagen- la miró de nuevo- Si se pudiera expresar con términos humanos, podría decirse que es feliz. Tu dolor sólo está producido por la sensación de pérdida lo que es, en sí, bastante egoísta- le dio un ligero toque en uno de sus hombros- Él está mucho mejor ahora. Hasta creo que tú ya lo sabías.

-¿Qué quieres decir?- replicó la muchacha, inclinándose hacia la Muerte.

-¿Te has fijado en el color de mis ojos?- respondió con un ligero temblor de sonrisa en su resonante voz- Son verdes. Es todo creación tuya y, en tu mundo, es el color de la esperanza ¿No te parece curioso que sea lo más brillante en este lugar que has imaginado?- la chica pareció pensarlo desconcertada- Y tú estás desnuda- vio el intento de taparse cuando se dio cuenta de lo cierto de esa afirmación- Te muestras ante mí tal y como eres. En realidad, no te doy miedo, sólo respeto. Eso lo deduzco del tamaño que tenemos cada una.

-No te comprendo- se defendió, frunciendo los labios- No entiendo por qué haces lo que haces.

-Alguien tiene que hacerlo- repuso encogiéndose de hombros.

-¿Cómo es el lugar al que te lo has llevado?

La Muerte sabía que el proyecto de mujer que se alzaba ante ella ya había asumido el cambio de estado de su padre. No era por eso que rogaba. Quería saber cual sería su propio destino. La observó unos instantes y apoyó su mano en el tembloroso hombro de la menuda criatura.

-Es un sitio muy diferente a éste- miró a su alrededor un segundo y posó de nuevo sus ojos esmeralda en ella- No te puedo decir exactamente cómo, pues cada alma lo percibe de manera distinta. Para mí, es un firmamento luminoso y cada estrella es una de las almas que he ayudado a volver a su hogar- se detuvo, meditabunda.

-¿Para todos es igual?- inquirió- Quiero decir ¿para los buenos y para los malos?

-El bien y el mal son sólo una ilusión- respondió- Pero se puede decir que no. Los que tú llamas “malos” no son recibidos con agrado, pues su alma no es pura, y deben volver una y otra vez para redimirse.

-¿Así que es mejor ser bueno?

-Si has de hacer el bien a alguien- replicó- es mejor hacerlo con el bien como fin en sí mismo. Puedes pensar que estás obrando correctamente y no estar en lo cierto.

-Entonces ¿cómo...?

-No- la interrumpió- Ya conoces la respuesta a aquello que querías saber. Seguir con este interrogatorio sería una explicación del sentido de la vida y podría llevarnos milenios- le rozó la frente- Ahora volverás allí donde perteneces. Recuerda esto: la vida tal y como la concibes sólo puedes vivirla una vez. Aunque tu alma volviera sería diferente. Así que aprovecha tu tiempo, pues será el único que recuerdes antes de volver a verme.

-¿Cuándo será?- inquirió finalmente.

-Eso no puedo revelártelo- se quitó la capucha y, ante los anonadados ojos de la muchacha, menguó hasta ponerse a su altura. Tenía el cabello oscuro largo hasta la cintura y piel de alabastro. Era como mirarse en un espejo. Pero sus ojos seguían siendo verdes- Le quitaría emoción ¿no te parece?- acercó su cara espectral a la de su interlocutora y la besó con ternura en la mejilla.

-¿Estás bien?

El joven observaba a la muchacha, preocupado, y suspiró con satisfacción cuando ella por fin lo miró con sus ojos castaños.

-Sí- respondió, aún amodorrada.

-¿Qué haces durmiendo en el cementerio?¿Eres de una de esas sectas raras?- la miró aprensivo- Parecías muerta...

-Lo estaba- dijo llanamente- Pero he vuelto- miró la lápida a su espalda- Tenía que hacer las paces para poder seguir adelante.

-Entiendo- sonrió- ¿Y lo has conseguido?

-Sí.

-En ese caso, creo que deberías tomar un café caliente. Estás helada- pasó el brazo alrededor de sus hombros, apretándola contra sí- Soy Óscar.

Sus ojos se encontraron, diciéndose aquello de lo que aún no eran conscientes. Oyó un susurro en su oído, como de mil seres unidos en uno “Aprovecha la vida”. Sonrió.

-Yo soy Eva.

7 abr 2009

Elderan(III)

"Después, nos hemos dirigido al mercado. Aunque él no me ha comentado nada, he visto su expresión dolorida en tanto que nos acercábamos a la panadería. Imagino que una y mil imágenes han pasado raudas ante sus ojos, reavivando el dolor, antes ignorado. Sufro por mi querido amigo, pero no me atrevo a preguntar, por miedo a avivar aún más el sentimiento de pérdida.
Decía que, finalmente, nos dirigimos al mercado. Es un sitio bullicioso y atestado de gente, cosa que parece extraña, pues Dulan no tiene aspecto de típico pueblo mercader. Ysthor me ha explicado que el mercado de Dulan era el único en varias villas alrededor y todos los de tales sitios se acercan hasta aquí, consiguiendo el variopinto grupo del que hemos sido parte.
Había elfos, duendes, hadas de los bosques e, incluso, un troll, mezclándose en armonía.
Ysthor ha insistido en ir a ver los caballos que usaremos cuando volvamos del periplo a la isla de Turian, en busca de la hechicera. Así que yo me he encargado de los víveres, debo decir con cierta vergüenza que no demasiado eficientemente.
Pero los he conseguido, finalmente, e Ysthor ha quedado bastante contento con los caballos que ha encargado, así que al menos no se ha perdido el día por completo.
El hecho más extraño y, por qué no decirlo, el más emocionante ha sido a última hora del día.
Nos dirigíamos a la librería, con la intención de conseguir un mapa de la tierra de Koldor, cuando me he dado cuenta de..."

Elderan detuvo su relato y miró alrededor. Le había parecido oír un silbido, pero era incapaz de ver nada en la creciente oscuridad. Ni siquiera el leve resplandor de la hoguera daba pista alguna sobre lo que había más allá del campamento.