EXTRAÑOS CORTOS RELATOS

El blog recopilatorio de las idas de pinza de Mortfan1

12 mar 2009

La vida es así... ¿O no?

En fin, me digo, la vida es así...

Iba tranquilamente andando por la calle cuando me encuentro con un señor muy serio, todo vestido de negro, como si fuera el cobrador del frac, que se acerca a mí rápidamente y con la vista fija en mis zapatos. Se para ante mi cara, a casi metro y medio, que ni que yo tuviera intención de comérmelo con patatas asadas, y esboza una media sonrisa, insegura, tal cual parece es la primera vez en su vida que comete tal osadía.
Sin atreverse aún a mirarme los ojos me dice con parsimonia:

-Hola señorita ¿Me recuerda usted?
-No- tengo que admitir.

El extraño se atusa la corbata, también negra, mientras se muerde un labio y su tez comienza a tomar color rojo pasión. Lo observo con atención, intentando encontrar ese algo, ese recuerdo grabado en su rostro, ya que dice que nos conocemos de antes. Pero o mi cabeza está empezando a fallar seriamente, víctima del alzheimer prematuro, o este señor está totalmente confundido, aunque es de buena mañana y no parece de esos que quieren ahogar sus problemas en una botella de vino de cartón, aunque en realidad lo que hacen es bailar con ellos y, después, dormir juntos la mona.

-Disculpe- digo ligeramente impaciente- ¿De qué nos conocemos? Usted disculpe, pero no consigo acordarme.

Él aún duda un momento antes de responder y, haciendo gala de valor inusitado, dice:

-Soy su alma gemela ¿No lo recuerda?

Ahora ya no hay duda. Este hombre está mal de la cabeza. Sonrío con expresión benevolente e intento explicarle, igual que a un niño pequeño, que tal cosa no es posible en modo alguno. Que las almas gemelas no existen, sino que son afinidades entre personas que concurren en fuertes lazos afectivos. Y nada más.

Pero él sonríe, ahora plenamente, y sigue insistiendo en que somos dos mitades de un mismo ser, separados en un caldero primigenio del que salen todos los espíritus que pueblan este mundo.

Trato de moverme, darle una excusa y marcharme de allí rauda. Mi cabeza me está gritando que debo hacerlo, que estas personas pueden volverse peligrosas. Sin embargo, algo me lo impide. Mis pies no se quieren mover y mi cuerpo se inclina involuntariamente hacia el extraño. Levanto una mano levemente, ni siquiera llega a ser un movimiento, y él se da cuenta.

-¿Lo ve? Ya lo ha notado. Usted y yo somos estamos hechos el uno para el otro. Yo la amo, incluso antes de conocerla y he notado la conexión desde antes de poder verla- Coge mi mano dulcemente y la pone sobre su corazón- ¿Lo nota? Late por usted. La he estado buscando toda mi vida y ahora la he encontrado. Si me abandona, moriré.

Es suficiente. Alejo la mano del pecho del hombre, como si me quemara, como si su solo contacto pudiera hacer que cayera fulminada allí mismo, en medio de la acera.
Lo cierto es que he notado algo, un cosquilleo en los dedos cuando él hizo que tocaran su pecho, pero ¿no dicen acaso que creer algo es el primer paso para que sea cierto? Miro horrorizada a esta especie de hipnotizador aficionado y doy dos pasos hacia atrás. Él me observa, contrito, alzando una mano hacia mí, quizá intentando detener mi movimiento.

Me doy la vuelta y echo a correr alejándome del extraño hombre, pero mis pies por fin consiguen rebelarse y me detengo, volviéndome a verlo de nuevo.
Entonces intento gritar, avisarlo de que se aparte, que corra... pero sólo un gemido sale de mi garganta.
Él ve mi cara horrorizada y cómo señalo a su espalda y se gira para mirar.

Pero ya es tarde. El autobús lo arrolla con todo su impulso, haciéndome caer incluso a mí, que estoy fuera de su alcance.

Los de la ambulancia dicen que parece un ataque al corazón. Se llevan de allí al conductor, asesino involuntario, y al hombre.
Les pido que me dejen verlo por última vez antes de llevárselo, pero me lo desaconsejan, debido a los destrozos producidos en el pequeño cuerpo del hombre.

-¿Es usted su esposa?- me pregunta suavemente un policía.
-No- respondo- Soy su alma gemela.

Cuando llego a casa las lágrimas corren por mis mejillas, en loca carrera por llegar cuanto antes al mentón. Dejo que fluyan libremente, no es bueno contener esas cosas, pero aún no sé muy bien por qué estoy llorando. ¿Es por la emoción insana que acabo de vivir? ¿O es por lo que he perdido antes de poder probarlo? A mi mente acude lo que me dijo y no puedo evitar sentir remordimientos. Acaso el destino se haya enfadado por no seguir sus designios y haya cumplido la amenaza del hombre.
Pero no puede ser.
No existe el destino, cada cual se hace su destino.
Y no existen las almas gemelas.
Sólo existen los terribles accidentes, como aquel del que acabo de ser testigo involuntaria.

En fin, me digo, la vida es así... ¿O no?

5 comentarios:

Reithor dijo...

La vida ha sido así hasta ahora, y desde este punto... ¿Como enfocar el futuro? Hazte cargo de tu parte :)

mortfan dijo...

Cada cual enfoca el futuro de manera distinta. Yo lo dejo al libre albedrío de cada cual... :DD

Reithor dijo...

Solo faltaba dejar el pasado al libre albedrío de cada cual :D Eso si que sería una fiesta

Daniel Hermosel Murcia dijo...

Hola, aquí uno que aterriza desde bubok (allí Daniel Turambar) y se quita el sombrero. Muy bueno el relato impactante, nuca mejor dicho. Tal vez podría mejorar obviando el párrafo final, terminando con el soy su alma gemela, pero vamos, que me ha gustado.
Te seguiré la pista ;)

mortfan dijo...

Gracias Daniel. Puede ser que tengas razón, quizá ese trozo del final podría quitarse... Soy reacia a cambiar los textos del blog una vez escritos, porque me sirven para las críticas(buenas o malas todas útiles), pero tomo nota.
Un saludo a ti también.