Vacío

Vacío. No hay más que vacío.
Tengo que escribir, escribir es mi vida. Sin embargo busco y busco en mi mente, en mi alma y no encuentro nada. Ni elefantes rosas ni duendecillos verdes, ni monstruos azules con tres cabezas. No hay relaciones amorosas románticas ni aburridas, incluso ésas son inspiradoras. No hay grandes tragedias, como invasiones alienígenas que matarán a todo el mundo o ataques caníbales en una misión cristiana(aunque eso sólo sería una tragedia según quién lo mire)
He escrito grandes libros, de todos los estilos posibles e imposibles. He vendido grandes éxitos y enormes mierdas literarias. Sólo con oír mi nombre, los alumnos de literatura del mundo entero tiemblan, pensando en lo que tendrán que superar. He escrito reportajes para todos los periódicos importantes y para los más inadvertidos y he ganado todos los premios literarios que se pueden ganar.
Cualquier texto mediocre serviría, de las malas ideas, a veces salen las mejores... y a veces las peores.
He llegado al cénit de mi vida. Soy una anciana. Hace tiempo que mi pelo se ha vuelto nevado, mis dientes han encogido y mi piel se ha secado como una naranja al sol. Ahora, por desgracia, parece que tengo un culo en el sitio de mi cara, aunque no es que antes fuera mucho mejor, pero antes no es porque me saliera pelo entre los pliegues de la piel...
La senectud es algo horrible.
Cuando eres joven te emborrachas hasta que no te tienes de pie y al día siguiente estás tan tranquilo, tienes romances, tanto largos como cortos, rollos de una noche. Estudias, haces exámenes, empiezas a trabajar, a pagar facturas... a vivir la vida en pocas palabras.
Cuando eres viejo... bueno ¿qué te queda? Los viajes a paraísos lejanos con el dinero de la jubilación(dinero que llevas ahorrando toda tu vida por si acaso el sistema de pensiones desapareciera), que te den dinero a cambio de toda tu vida de trabajo, que la gente te deje su sitio en el autobús y que te llamen "señora", casi con respeto, disfrutar de tus nietos pudiendo malcriarlos todo lo que quieras...
...
Bueno, quizá ser viejo no sea tan malo. Obviando los deterioros físicos y mentales, en ocasiones, lo cierto es que también es una etapa de la vida, a la que algunos no llegan ni siquiera. Y como todas las etapas de la vida, tiene su encanto. Sus cosas buenas y sus cosas malas. Sus alegrías y sus penas. Pensándolo bien, me parece un insulto a los que no han llegado, a los que no pueden disfrutar de las alegrías... ni de las penas, a aquellos que no pueden disfrutar de los suyos o siquiera del placer de tomar una bebida fría en un día caluroso... Me parece insulto que los que sí estamos aquí no disfrutemos de la vida, de las grandes cosas, de las pequeñas...
Bien. Ya no hay vacío. Ya no hay depresión. Acabo de inspirarme. Me he inspirado a mí misma las ganas de salir, de dar un paseo, de disfrutar de la lluvia... a ver si encuentro alguien o algo que me inspire para escribir. Y si no, bueno, ya vendrá.
¿Acaso hay que tener prisa por vivir la vida sólo por tener ocho mil años?