EXTRAÑOS CORTOS RELATOS

El blog recopilatorio de las idas de pinza de Mortfan1

21 oct 2008

Las abuelas ninjas

Cuando miré detrás de mí, ya era tarde.
Era de noche. ALGO me estaba siguiendo. No sabía qué era pues no veía nada en la oscuridad reinante, pero notaba su respiración áspera, cual Darth Vader, en mi nuca. Era una noche típica de cuentos de terror. Estaba lloviendo, esa lluvia fina que parece que no moja pero te cala hasta los huesos.
Iba andando por la avenida pensando en la mierda de día que había tenido. Él ni siquiera me había mirado. Había salido con la malvada bruja del archivo a fumar un cigarro, mientras yo terminaba mi trabajo para el excelso rey de las gafas torcidas. Depresión empezó a hacer mella allí, justo allí, en esa parte de mi cerebro donde la oía susurrar: "tú nunca serás nadie para él, ni para ningún otro. Sólo eres una estúpida oficinista miope con los muslos gordos y el pelo lacio. Ya te lo decía tu madre: te quedarás para vestir santos..." así que, yendo a casa, decidí que lo mejor que podía hacer era pasear por el parque vacío yo sola de noche.
Sólo nos encontrábamos allí los álamos y yo... o eso pensaba.


La lluvia estaba empezando a empaparme y esa brecha por la que Depresión entra junto con Inseguridad a susurrarme al oído estaba abriendo de nuevo sus puertas, así que me dispuse a regresar a casa. Las ahogaría sin remordimientos en una ducha caliente y una infusión de menta.

Pero entonces lo sentí.

Un rumor ronco, un susurro de dientes gastados y saliva enganchada. Por mi mente pasaba lo peor, no sabía qué hacer...
Me sudaban las manos y me castañeaban los dientes mientras trataba de retener el temor que me acuciaba.
Cuando miré detrás de mí ya era tarde.
Allí estaban.
Rumor de pasos arrastrados y siseo de agujas de calceta es lo único que recuerdo... y unas zapatillas de cuadros escoceses.
Me desperté en el hospital, después de pasar una semana en coma. Graves daños craneales. Extraña afición por culebrones que no sabía ni que existían, un jersey de punto rojo recién hecho...
Si se te ocurre pasear por allí de noche, vete con escolta.
Ellas no tienen piedad.

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